Thursday, October 02, 2008

El Olvido de lo que no se olvida...


Mucha gente me critica mi total obsesión por esta fecha, mi ansía por comprar cada libro que puedo, leer y saborear cada versión que pueda acerca de lo que pasó hace cuarenta años, hace casi el doble de tiempo que llevo viva. Muchos me han dicho que no debo interesarme en algo que paso hace tanto, ¿para qué, si no puedo cambiar nada? Pero va más allá de eso. En lo personal, considero el movimiento estudiantil del 68 un ejemplo, un modelo a seguir; me impresiona como un grupo (más bien, una multitud) de estudiantes y gente joven (en su mayoría) lograron reunirse y manifestarse por sus ideales y sus inquietudes de cómo estaban manejando el país los gobernantes de aquel entonces, y como esta congregación de gente logro sacudir a la clase política del país. Si bien el movimiento tuvo un final trágico, entiéndase la masacre de Tlatelolco y los numerosos presos políticos que fueron detenidos a lo largo de todo el movimiento, no se puede considerar como una derrota en su totalidad, ya que este movimiento dejo huella, demostró que uniéndose la gente podría lograr algo.
Hace un par de semanas (justamente por las fechas en las que me vine a Los Angeles) estaba leyendo el libro Los Días y los Años de Luis Gonzáles de Alba, donde encontré una cita que me gustó mucho “Esos son los días que después se recuerdan como una cicatriz”. Cuando acabe de leer el libro, me puse a pensar en La Catarina (¡ja! Tenía que salir con lo mismo), en la lucha que emprendimos, luego pensé en la lucha que emprende tanta gente defendiendo tantas cosas, sus tierras, sus libertades, las libertades de otras personas; me puse a pensar en el ímpetu, en el valor que se debe tener para emprender una lucha que muchos pueden denominar como imposible; se requiere valor y, en cierto punto, un poco de locura e inocencia emprender estas luchas. Al hacer esta lista de detalles también me di cuenta de una cosa, lo que hace falta no es sólo emprender una lucha, sino que, con el tiempo, ésta no sea olvidada, que pasen dos, tres o cuarenta años no deben afectar la memoria histórica de los hechos que marcan nuestra historia.
Muchas veces la gente mayor considera que los jóvenes somos idealistas, que no sabemos de lo que hablamos por que no hemos vivido lo suficiente, que no podemos opinar sobre tal o cual tema por que no nos tocó vivirlos, que no podemos entender las condiciones en las que se dio un determinado hecho por el simple detalle de no haber estado ahí en ese entonces. Pero lo que deben entender que son estas inquietudes, estas dudas, estas ganas de modificar las cosas, las que nos impulsan a buscar nuevas maneras de ver las cosas, que nos convierten en agentes de cambio en una sociedad voluble y que, al intentar callarnos, al intentar hacer que bajemos la cabeza y aceptemos todo lo que nos diga la clase dominante, es hacer, en cierta medida, lo mismo que paso en el 68, masacrar una esperanza, pero nunca mataran la lucha.
Les dejó este link, es de un texto publicado en la revista emeequis de esta semana… espero les agrade….

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